Hace poco, pasé un día "zaragozando", o sea gozando de la bonita ciudad de Zaragoza que lucía todas sus galas para celebrar las fiestas de su patrona, "la Pilarica".
Entre todas las cosas interesantes que vi, como pertenezco al grupo de "Cazadores de Hermes", he querido destacar tres detalles de la presencia del dios Hermes en la arquitectura de la ciudad.
El primer caduceo que localicé, flanqueado por dos cornucopias, símbolos de la abundancia y prosperidad, se encuentra en la parte superior de las puertas laterales que dan acceso al Mercado Central, una maravilla arquitectónica que por sí sola ya merecería una entrada en este blog y que algún día, con más tiempo, pienso dedicar.
Caduceo y casco alado en una de las puertas laterales que da acceso al Mercado Central |
En la mitología occidental, Hermes es el mensajero de los dioses, el dios del comercio, de la elocuencia y la comunicación. Es el protector de los caminos y los viajeros, de las artes y las letras, de la artesanía y de los oficios productivos.
No es extraño pues que, en un espacio dedicado a las relaciones comerciales como es el Mercado Central, su presencia se repita en su interior en cada uno de los arcos de hierro que forman la nave central.
Caduceo en uno de los arcos de hierro del Mercado Central |
Poco después, paseando por la céntrica calle del Rey Don Jaime I, al alzar la vista descubrí otro caduceo en un balcón.
Caduceo y casco alado de Hermes en un balcón de la calle Don Jaime I |
Espero volver pronto a Zaragoza y seguir descubriendo poco a poco muchos detalles interesantes repartidos por las calles y plazas de esta histórica ciudad.
Hola Maite. Muy chula la entrada.
ResponderEliminarEn tu próxima visita sigue buscando... hay más! :)
Un abrazo
Gracias Andrés,
EliminarSeguro que hay muchos más. Algunos ya los tengo localizados, pero sólo estuve un día y no dio para más la "cacería". ¡Otra vez será! Un abrazo
¡Muy bien Maite!
ResponderEliminarBuena caza y como dice Andrés busca que aún hay alguno más.
Besos
Xavi
Gracias Xavi,
EliminarPor supuesto, cuando vuelva a Zaragoza, seguiré buscando.
Un abrazo